Podría pensarse que si ofrecemos nuestra ayuda a un alumno para que trabaje mejor estamos de alguna manera impidiendo que trabaje de forma autónoma e independiente, y que esto va en detrimento de un abordaje personal de la complejidad del aprendizaje. Sin embargo, al constatar que lo que hacemos es movernos en estas Zonas de Desarrollo Próximo afirmamos con seguridad que lo que un alumno es capaz de hacer una vez con ayuda más adelante será capaz de realizarlo por sí solo. ¿Cómo es esto posible? Porque lo que l@s profes de apoyo facilitamos es una reestructuración de sus primigenios esquemas de conocimiento con el fin de modificarlos hasta que alcancen un nivel superior. Es decir, que estén más preparados para entender la realidad a partir de una secuencia donde primero aparece lo más simple y general, y después se llega a lo más complejo y detallado.
Este proceso de apertura de la mente es dinámico y precisa de una constante observación y revisión por parte del profesor pero también del alumno, que es quien ha de terminar regulando su propio aprendizaje: descubre y comprende, mediante la escritura o la expresión verbal, su modo de aprehender las realidades nuevas, sabe cómo ha de enfrentarse a las cuestiones difíciles, con paciencia y con seguridad, lo mismo que le brinda siempre su profesor. El estudiante se hace con todos los nuevos conocimientos que, si bien le han sido transferidos, ahora ya pasan a formar parte de su acervo cultural. Son ya suyos y trabajará con ellos de forma independiente. Y estos le conducirán a otros muchos a los que llegará por su cuenta.
Por supuesto, en las clases predomina un ambiente afectivo y de aceptación mutua en el que el alumno participará de forma constante. A veces en sus parlamentos no será lo suficientemente preciso y ajustado a la realidad de la que se trata, entonces el profe ha de intervenir para reformular su planteamiento de forma más concisa y técnica, siempre dentro de un marco de expresión que pueda llegar al alumno, no vaya a ser que se quede sin comprender lo que le estamos diciendo. Pero otras veces será él quien desempeñe el rol del experto y exponga un tema, ya sea dirigiéndose al profe o a l@s compañer@s, con toda la claridad posible y de forma notable, es decir, reflejando que está bien informado, que se ha servido de distintos formatos para preparar el tema y que al fin sabe dirigir su explicación. Cuando uno expone su punto de vista sobre alguna cuestión se está ayudando a corregir las imprecisiones, a ser más explícito y reconsiderar su posición, en definitiva enriquece su aportación y la clarifica.
La tarea del profesor es ardua y está sujeta al cambio constante pues no podemos enseñar a todos los alumnos por igual, nuestra labor es diversificada, porque lo que a uno le sirve a otro no; y además la ayuda que ofrecemos está sometida a las necesidades del alumno en cada momento, ya que poco a poco vamos viendo que los alumnos internalizan los contenidos y entonces podemos trabajar con conceptos que ya están claros para ellos y ser más sintéticos. Otras veces nos sorprenderemos porque el alumno encontrará dificultades en algún punto que no esperábamos, así que tendremos que hacer lo no previsto. Y es que en realidad, el profe plantea una planificación del trabajo que ha preparado previamente pero a la hora de ir a por los retos abordables que se propone siempre surgen imprevistos y es preciso atenderlos de forma espontánea y con maestría. Así pues, el trabajo del profe es siempre personal y propio, no atiende a reglas fijas de ningún tipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario